Uso del adverbio "donde"
Tal partícula, junto con otros del mismo
tipo (cual, cuando, como, cuanto) se les llama también adverbios relativos
porque sirven, no tanto para calificar a los verbos (función natural de los
adverbios), sino para relacionar don enunciados. Tal sucede con la expresión Cada
día desfallecen las fuerzas de nuestro corazón, donde se aloja la satisfacción
de nuestros apetitos.
Como se puede observar, esta proposición
se compone de dos oraciones, la primera podrías quedar así: Cada día
desfallecen las fuerzas de nuestro corazón. La segunda podría ser: En el
corazón se aloja la satisfacción de nuestros apetitos. El adverbio, como se
puede observar, funcionó como elemento de engarce, además de que sustituyó, en
la segunda, al sustantivo (el lugar) corazón. En fin, perdón por repetirlo, estos
adverbios pueden servir para engastar o relacionar dos elementos de nuestra
escritura y por eso se llaman relativos. Pues bien,
muchos escritores inexpertos o descuidados abusan de este uso y convierten en
fórmula o cliché tal adverbio y engarzan unos tras otros los enunciados; con
tal proceder crean cadenas de ideas complejas y no pocas veces obtusas.
¿Por qué se da ese fenómeno? Por
descuido. Es muy cómodo escribir como se habla y entonces el que lo hace movido
por el impulso y la irreflexión producen lluvias de ideas por las que van
saltando sin ton ni son de una idea a otra. A este proceder se le agrega otro
error fatal, que los elementos engastados no son lugares y por lo tanto no
admiten el adverbio donde.
En nuestros días, este fenómeno se ha
generalizado y es muy frecuente encontrar en el lenguaje periodístico este tipo
de construcciones. Sea por caso el siguiente: Una columna de manifestantes
marchó coreando violentas consignas, donde no faltaron desde los
insultos al presidente, como actos vandálicos contra los comercios. Como se
puede observar, las dos oraciones que constituyen esta proposición se enlazaron
con el adverbio donde, pero no venía a cuento hacerlo porque las
consignas no son un lugar y por lo tanto hace absurdo el enunciado todo.
Por otro lado, observe el lector que en
realidad no era necesario tal engarce porque eran dos los mensajes que se
pretendía enviar, por un lado, una manifestación vociferante y por el otro, el
daño contra los comercios y la imagen de un presidente. En este tipo de casos
mejor es separar que unir y así construir una proposición más ortodoxa en su
estructura y decir, por ejemplo: Una columna de manifestantes coreó violentas
consignas a lo largo de su recorrido. Al final de la marcha, frente al palacio,
gritó insultos contra el presidente, además de que los enfurecidos
manifestantes rompieron los vidrios de varias tiendas.
Este
tipo de usos del adverbio relativo donde, como ya dije, está muy de moda
y me ha sido muy difícil erradicar de la escritura de mis alumnos. Por otro
lado, debo decir que no es un fenómeno nuevo. He leído textos del siglo XVII,
por ejemplo, en que me he encontrado ocasionalmente esta curiosa y absurda
estructura, pero nunca la había percibido como ahora la miro: una verdadera
plaga que como el lirio acuático en los ríos, azolva la escritura de los
autores desprevenidos.
Lo primero que hay que decir es la
acumulación de la información: el que escribe quiere decir todo al mismo
tiempo. Imposible. Segundo, el exceso del abuso: dos veces utilizó el adverbio,
y aunque la segunda sí es un uso correcto, porque en efecto, el segundo donde
sí sustituye a un lugar (la colonia) no deja de ser una lluvia de ideas atroz.
Y como ya dijimos, innecesaria, porque se puede cortar y empezar de nuevo. El
punto y coma o el punto y seguido y el recomenzar, quizá con un nexo o conector
corregiría tan grave vicio. Si el enunciado ya se alargó por meter tres
elementos unidos con donde, se hace más enredado porque el segundo y el
tercero iniciaron con oraciones incidentales a las que inopinadamente no les
puso sus obligatorias comas (“de acuerdo con los primeros reportes” y “tras el
seguimiento a través de las cámaras de videovigilancia”). Es decir, sin
incidentales la proposición quedaría así: Briseño De Los Santos fue detenido en
la colonia Santa Catarina, en Tláhuac, donde se conoció que se refugió después
de las agresiones y donde los policías de la SSC dieron alcance. Dice la
primera oración engarzada que en Santa Catarina se conoció que se refugió, lo
cual es absurdo, es en Santa Catarina donde encontró el refugio, simplemente.
En
fin, es tiempo de concluir esta breve nota sobre estos atroces clichés, la
solución ya la sabe el amable lector: evitar la lluvia
de ideas y cortar con un punto y coma o un punto y seguido y empezar de nuevo.
Claro que al proceder así se eliminaría el uso de donde, cosa que no
estaría mal, porque, aunque algunos escritores piensan que es elegante, ya
hemos visto que más bien es descuidado y desagradable.
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