Los cuatro porque
XIX
En nuestra lengua tenemos cuatro construcciones que morfológicamente son casi idénticas, pero que tienen funciones diferentes y por ello son causa de frecuentes confusiones. Me refiero a porque (conjunción), por que (conjunción), porqué (sustantivo) y por qué (adverbio interrogativo). La manera más fácil de explicar los diversos usos que tienen estas cuatro construcciones es por medio de ejemplos claros. Trataré de explicarme de tal manera.
El primero en el orden en
que hemos puesto estas palabras y frases es porque. Este es un conector causal muy fácil
de usar e identificar, sirve para introducir oraciones subordinadas que indican
una causa-efecto, todo radica en que lo asociemos con otros nexos causales, tal
es el caso de puesto que, por, pues, a causa de, ya
que, etc. Nunca
debe escribirse separadamente o con acento ortográfico cuando se trata de una
simple conjunción que indica causa, ejemplo, “lo compré porque me gustó”.
Como se puede observar en esta proposición tenemos una causa y un efecto unidos
por medio del conector causal porque. Para verificarlo podemos poner en
su lugar cualquiera de los otros que hemos señalado y la oración funcionaría
muy bien. Así podría quedar: “lo compré pues me gustó”.
Otro ejemplo de conector
causal porque sería “no llegó porque su avión tuvo problemas en Madrid”.
Si hacemos la sustitución sugerida para verificar su correcta funcionalidad
comprobaremos que la construcción es clara para el lector; usemos ahora otro de
los ejemplos sugeridos: “no llegó puesto que su avión tuvo problemas en Madrid”.
Un último ejemplo sería “tuvimos que tomar un taxi porque estaba lloviendo”. La
causa es la lluvia y el efecto es tomar un taxi.
Sin más que aclarar,
hablemos del segundo caso, que es muy parecido, incluso, algunos gramáticos no
lo aceptan y dicen que es uno solo con porque y consiste en usar las dos
palabras sin unir, es decir, por+que, así quedaría “por que”. En este caso es
la misma situación que el anterior, es un conector de tipo causal. También se
puede verificar haciéndolo equivalente a “para que”.
Lo que tendríamos que
decir que sin unir las dos palabras para hacer una sola es un conector, pero no
sólo de causalidad sino también de finalidad. Es decir, que no se construye una
relación causa-efecto, sino causa-finalidad (objeto último por el que...). Un
ejemplo sería: “sólo tú sabes la razón por que escribiste esa carta”.
Como puede observarse
tenemos en este ejemplo una locución conjuntiva causal, equivalente a por la
[lo] cual. Muchas veces se prefiere por lo cual, o por la cual (o sus formas
plurales) pero por que es perfectamente aceptable y, además, elegante por
económico. En particular yo recomiendo usarlos indistintamente y reconozco que
me es más espontánea la forma pegada que la formada por dos palabras.
Recomiendo al amable lector que observe su escritura y si le es más cómoda esta
recomendación, pues que la use, pero como ya dije, las dos son legítimas y
correctas.
El tercer caso se
construye con las dos palabras pegadas y con acento agudo (porqué).
Equivale a un sustantivo y significa algo así como “razón”. Es decir, “la razón
de haber actuado así es...”. Un ejemplo inmediato sería: “el porqué de su
comportamiento es obvio”. Como se puede
observar, equivale a un sustantivo masculino que significa causa, motivo o
razón. Como sustantivo, siempre se escribe en una sola palabra y con acento
ortográfico en la "e". Además, siempre va precedido de un artículo
que reafirma su condición de sustantivo, en este primer ejemplo usamos “el”,
pero también pude ser “un”.
Otro ejemplo sería “no me
interesan los porqués de esa guerra comercial”. El ejemplo es transparente, es
la causa, razón o motivo porque se da la cosa, a la cual, como no nos interesa,
ni nos preocupamos por averiguar su nombre, es, simplemente, una cosa que está
ahí, lo sabemos, y eso nos basta. “El porqué de la revolución es muy grave”. Y
así podríamos construir más ejemplos. Un caso con artículo “un” sería: “Dame al
menos un porqué para entenderte.
Finalmente está el cuarto
caso, en que se usan las dos palabras separadas y con acento el pronombre qué.
Este es el caso de una frase adverbial interrogativa o exclamativa, implica
preguntar ¿qué es esto?, ¿qué es aquello? “¿Por qué no me dijiste todo?” sería
un buen ejemplo. Como sabemos, en ocasiones podemos escribir las preguntas sin usar
los signos de interrogación pues la construcción hace evidente que aquello es
una pregunta, por otro lado, debemos usar los pronombres con acento para
indicar que estamos preguntando algo. Un ejemplo sin signos de interrogación
sería el siguiente: “no sé por qué no me dijiste todo”. Es evidente que este
por + que con acento es una locución adverbial interrogativa. Un ejemplo
exclamativo sería ¡Por qué dificultades has pasado, hijo mío!
Se puede emplear en una pregunta directa, como
en el primer ejemplo o en forma indirecta, como en el segundo. En ambos, es
necesario escribirlo en dos palabras y con acento diacrítico en la
"e". Y hasta aquí llegamos en este breve repaso de estas complicadas cuatro
construcciones de nuestra lengua, espero que el lector, si las tenía, haya
podido salir de sus confusiones al respecto.
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