Uso esquizoide de “y” y “o”


 

XLIII

En los últimos tiempos se ha ido generalizando en el lenguaje oficinesco el uso simultáneo de la conjunción (y) y las disyunción (o) y de estos espacios caldo de cultivo ideal para los gazapos disfrazados de buen gusto ha saltado a otro tipo de escritos, como el de los ensayos que me entregan mis alumnos.

Llamo, quizá sin moderación y paciencia, a este gusto como una actitud frenopática porque en efecto me lo parece. Según los que saben de asuntos psiquiátricos sostienen que la esquizofrenia es un mal mental que se expresa, entre otras formas, en que las personas interpretan la realidad de manera anormal. Sin duda, quienes piensan que la conjunción y la disyunción son o pueden ser la misma cosa tienen, en efecto, un problema con la interpretación de la realidad porque nunca será lo mismo escribir o proponer una conjunción, pues ésta implica añadir algo a lo que ya se ha dicho o escrito; es un simple gesto de sumar, de acumular. Por otro lado, una disyunción implica proponer, por ejemplo, a quien nos escucha o nos lee, que de entre dos cosas (o más) debemos optar por quedarnos con una, o con más de una, pero nunca con todo, porque al optar por todo deja de haber disyunción. Al producirse esa condición sine qua non, hace a la segunda diametralmente diferente de la primera.

Para mayor inri, como se dice coloquialmente, los especialistas en salud mental sostienen que las personas aquejadas por este mal tienen un pensamiento desorganizado que se evidencia por las cosas que dicen o escriben. Eso implica que la comunicación eficaz se puede ver afectada y las respuestas a preguntas pueden no relacionarse con estas de manera parcial o completa. En raras ocasiones, el habla puede incluir el agrupamiento de palabras sin sentido que no se puedan entender, lo cual suele conocerse como ensalada de palabras.

Y no digo más, veamos un primer caso. En fechas recientes se me pidió que dictaminara un programa de estudios de un curso que implica enseñar a los estudiantes de licenciatura ciertas técnicas de escritura y expresión oral. De entre las actividades propuestas por el docente está: Presentación de un formato grupal (conversación, panel, debate, mesa redonda, simposio y/o foro) de un tema asignado por el profesor. Dejemos de lado la ambigüedad, pues no se aclara quién ejecutará la estrategia de enseñanza-aprendizaje y por como está redactado el asunto, pues queda abierto a que el alumno lo tenga que realizar, es decir, el típico acto de deshonestidad académica de poner a los estudiantes a realizar el trabajo que se supone deberá hacer el profesor. Pero, como digo, olvidemos eso, lo que más o menos se dice, es que el alumno debe preparar un discurso verbal y presentarlo ante sus compañeros bajo un tema indicado exprofeso por el académico. Por lo tanto, el enlistado de esos seis tipos de discursos implica SOLO una disyunción; es decir, el alumno prepara un debate y nada más, excluye los otros cinco. En cambio, si implicara también una adición, eso significaría que el alumno debe preparar y exponer seis tipos de discursos en total, cosa que a todas luces es imposible, porque para que un alumno prepare y exponga seis discursos, más multiplicado por todos los alumnos del grupo, implicaría dedicar todas las clases del semestre (16) a las exposiciones, y aún así tengo mis dudas que sea tiempo suficiente.

En ese mismo programa, el profesor hace una aclaración sobre el procedimiento para evaluar y para tratar de evitar las deshonestidades académicas. Dice: El plagio es un factor que debemos combatir, recuerden que la información debe estar citada y referenciada en sus actividades para que no se les tome como plagio; cuando se detecte una paráfrasis, transcripción y/o copia de un fragmento, párrafo, texto híbrido o texto completo y no se cite, se le sancionará al estudiante. Es evidente que por contexto, la redacción sólo debe de usar la disyunción, pero nunca, imposible, de la conjunción. Si se espera a que el alumno cometa en un mismo trabajo esos cinco tipos de deshonestidades académicas (cosa que suena a galimatías, porque unas son equivalentes de las otras) simplemente nunca se podrá aplicar la penalización.

Piense el lector lo grave del asunto porque si así redacta un profesor que debe enseñar a escribir con corrección a sus alumnos, ya se imaginará la calidad escritural de los estudiantes. Es una cosa realmente para aterrorizar.

Por último, y con esto iremos concluyendo, diré que no se me escapa que hay ocasiones en que el contexto escritural de lo que se esté explicando es posible la paradojal situación que lo enumerado implique tanto la adición como la disyunción; es decir, que podrían realizarse las dos cosas, pero la solución no es, por una dizque brevedad o un dizque ingenio escritural, decir ambigüedades y contradicciones. Con un poco de habilidad se puede decir al lector que tanto añadir como optar son posibles en ese contexto concreto.

 

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